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- Each loving act has two tendencies: 1) willing that someone else should have some good and 2) willing something for a further purpose so as to be good for someone.
- Sometimes the primary tendency can be tricky. We might think we are willing good for someone else, but are actually willing good for ourselves.
- When the good of both the giver and recipient are achieved in the same act, they grow closer together.
¿Amar significa querer el bien del otro?
Sí.
Ok, pero ¿qué significa eso realmente?
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Se acercaba la Navidad y Eduardo quería hacer algo grande para su hija, Claudia. El problema era que nunca le atinaba al escoger los regalos. Sabía que su esposa, Diana, podría tener una idea, pero quería darle un respiro esta vez y tomar la iniciativa.

“…para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena
Jesús de Nazaret, Juan 15, 11

Es fácil agrupar las tendencias primarias y secundarias del amor, sin importar qué tipo de relación sea. La tendencia primaria, el amor de la amistad1, es el amor al amado simplemente y por sí mismo, para que el amado obtenga algún bien. La tendencia secundaria, el amor de la concupiscencia2, es el amor a algo con un fin ulterior, para que sea bueno para el amado.
Consideremos el deseo de Eduardo de darle un regalo a su hija. Esta es la tendencia primaria, el amor de amistad, pero aún no sería un acto de amor, porque tiene que decidir qué bien darle. Por otra parte, él también comprende que las bicicletas son buenas para los niños de su edad. Quizás también a él le guste andar en bicicleta. Ésta es la tendencia secundaria, el amor de la concupiscencia. No es por la bicicleta que la considera buena, sino por el bienestar de Claudia (o el suyo propio). Pero, de nuevo, eso por sí solo no es un acto de amor. El acto de amor consiste en regalarle a su hija una bicicleta como regalo de Navidad. Ese acto involucra ambas tendencias: el amor secundario de la concupiscencia (las bicicletas son buenas para Claudia) y el amor primario de la amistad (Claudia merece una bicicleta y mucho más).3
Esto puede parecer obvio, pero se vuelve complicado si los motivos personales de Eduardo son más complicados. Digamos que Eduardo era ciclista en la universidad y esperaba transmitirle este deporte a Claudia, pero ella tenía una condición médica existente que hacía que fuera más riesgoso andar en bicicleta. En ese caso, si Eduardo todavía quería darle el mismo regalo, tal vez no estaría considerando lo que pertenece a su bienestar, sino lo que él quiere para sí mismo, es decir, revivir su carrera ciclista indirectamente a través de su hija. Entonces, el amor de la amistad no sería para Claudia, sería para Eduardo (quien aparentemente no mejoraría su manera de dar regalos). Ella no rechazaría su amor si no se dedicara a andar en bicicleta, porque Eduardo en realidad no estaría dirigiendo el acto de amor hacia ella, sino hacia sí mismo a expensas de ella.
La intención decisiva de una acción de amor sólo puede ser el bien objetivo del destinatario. En caso contrario, el objetivo suele ser el bien aparente de alguien distinto del destinatario (como en la versión de Eduardo que es el ciclista vicario que no da buenos regalos). Entonces ciertamente no es un acto de amor hacia el destinatario.
Afortunadamente, ese no fue el caso y Eduardo realmente sólo quería darle a Claudia algo que disfrutara. Sin embargo, no está mal que también reciba algún bien (por ejemplo, el sentimiento de satisfacción por ser un buen padre) del acto de generosidad. De hecho, hacer el bien a los demás debería hacernos sentir bien la mayor parte del tiempo. Es solo que el sentimiento no debería ser el motivo principal de la acción. Cuando el bien de Eduardo y el bien de Claudia se logran en la misma acción, ellos se acercan más.
De hecho, ¿es la cercanía (o la unidad) el objetivo de todo amor? ¿Y qué es “el bien” en todo caso?

1) Latín: amor amicitiae, que no debe confundirse con el griego philia, que es más específico del amor entre amigos (en contraste con la familia o el cónyuge), en lugar de este sentido general de buena voluntad hacia el amado (que se aplica a los amigos, la familia y el cónyuge). Consulte también Santo Tomás de Aquino, ST IaIIae, q. 26, a. 4.
2) Latín: amor concupiscentiae, moralmente neutral, que no debe confundirse con “concupiscencia” como término independiente, que a menudo significa una especie de inexactitud al desear el bien. Ibíd.
3) Alfred Freddoso, «The Passions of Love and Hate,» University of Notre Dame. https://www3.nd.edu/~afreddos/courses/405/love.htm