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- Many professional organizations which endorse GAC for minors have not independently verified the guidelines of the World Professional Association for Transgender Health, which lack developmental rigor.
- Systematic reviews have consistently shown that the evidence for GAC’s effectivness is of low quality.
- Many of the European nations that paved the way in this area have since revised their policies, endorsing conventional psychotherapy instead of medical pathways as the main line of treatment.
¿El sentido interno de género que tiene alguien determina su existencia como hombre, mujer u otro?
Objeciones médicas al artículo anterior, parte 1
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¿No es cierto que las autoridades médicas como la Asociación Médica Estadounidense aprueban el tratamiento para afirmación de género para menores de edad?
Docenas de organizaciones médicas en los Estados Unidos han publicado declaraciones de posición en apoyo de los procedimientos de modificación de rasgos sexuales (“tratamiento para afirmación de género” o GAC por sus siglas en inglés) para menores de edad. El GAC implica el uso de bloqueadores de la pubertad, hormonas cruzadas y cirugías para abordar la discordancia de género en adolescentes jóvenes. Este aparente consenso sugiere que el GAC ha sido bien estudiado y que se ha demostrado que los beneficios clínicos superan los riesgos. Quienes citan este consenso sin conocer sus orígenes toman por garantizado que los médicos y sus asociaciones profesionales nunca traicionarían su deber ético fundamental: “lo primero es no hacer daño”.



El “consenso de expertos” no sustituye a las recomendaciones clínicas basadas en revisiones sistemáticas de la evidencia. Es revelador que la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que no elaboraría directrices del GAC para los menores de edad, citando evidencia “limitada y variable con respecto a los resultados a largo plazo”. Esta afirmación es coherente con las conclusiones de las autoridades sanitarias y los investigadores médicos del Reino Unido, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega y Alemania.
En la medicina basada en evidencia (MBE), las revisiones sistemáticas (RS) se consideran la base de recomendaciones confiables. Estas revisiones han encontrado consistentemente evidencia de “baja” o “muy baja” calidad para apoyar el GAC pediátrico debido a la mala calidad de las investigaciones. A falta de ensayos controlados aleatorios, las afirmaciones que el GAC es seguro, eficaz y superior a alternativas menos invasivas como la psicoterapia no están fundamentadas. Las revisiones sistemáticas evalúan las fortalezas y debilidades de todas las investigaciones disponibles y siguen una metodología reproducible que reduce el riesgo de que los autores seleccionen la evidencia por conveniencia e ignoren las fallas metodológicas. Las asociaciones médicas estadounidenses se han basado exactamente en la selección por conveniencia.2
Se han publicado cinco revisiones sistemáticas sobre intervenciones médicas para menores de edad con disforia de género: dos en el Reino Unido,3 una en Suecia,4 Finlandia,5 y Alemania6—así como una “revisión general”7 realizada por la Universidad McMaster en Canadá. La Academia Estadounidense de Pediatría también encargó una revisión sistemática, que aún está en curso en 2024. Es significativo que las cinco revisiones sistemáticas completadas hayan llegado a la misma conclusión: la base de evidencia que apoya la afirmación de género es de muy baja calidad.
Dado que cada vez hay más pruebas de los daños relacionados con el GAC tales como la mala salud cerebral y ósea, el cáncer, la disfunción cardiovascular y la infertilidad, Inglaterra, Suecia, Finlandia y Dinamarca han revisado sus políticas para los adolescentes transidentificados y han respaldado la psicoterapia como la principal línea de tratamiento. Las intervenciones hormonales están oficialmente reconocidas como experimentales y limitadas a entornos de investigación.
Desde mediados y finales de la década de 2000, las derivaciones médicas para género disforia han aumentado drásticamente en todo Occidente.8 Junto con un aumento en las derivaciones, la demografía de las personas con problemas de género también ha cambiado, desde predominantemente niños varones con disforia de inicio en la infancia a predominantemente niñas púberes con problemas psiquiátricos preexistentes y sin antecedentes tempranos de disforia. Cabe destacar, sin embargo, que incluso los “estudios holandeses“ que involucraron a la cohorte de inicio en la infancia, y que son ampliamente considerados como el estándar de oro en esta área de investigación, han demostrado tener graves deficiencias metodológicas.9
Incluso los médicos especialistas en cuestiones de género ahora admiten que los niños y adolescentes son fundamentalmente incapaces de emitir un consentimiento informado para procedimientos médicos irreversibles, considerando la maduración cerebral no se completa hasta los 25 años.10 Es más, décadas de investigación han demostrado que el 70% o más de los niños con disforia de género aceptarán su sexo antes de llegar a la edad adulta. Incluso la Sociedad de Endocrinología ha concedido que no existen herramientas clínicas para predecir si la disforia de un niño en particular persistirá.11 Por estas razones los procedimientos irreversibles no son intervenciones apropiadas.
No existe una “ciencia establecida” que demuestre que el GAC es eficaz en el tratamiento de la disforia de género en menores de edad, y los tratamientos conllevan riesgos médicos considerables que actualmente superan los beneficios clínicos conocidos.
1) Block, J. (2023). Gender dysphoria in young people is rising-and so is professional disagreement. BMJ, 380, 382. https://doi.org/10.1136/bmj.p382
2) Cantor, J. (2019). Transgender and Gender Diverse Children and Adolescents: Fact-Checking of AAP Policy. Journal of Sex & Marital Therapy, DOI: 10.1080/0092623X.2019.1698481
3) de Vries, A. L. C., Steensma, T. D., Doreleijers, T. A. H., & Cohen‐Kettenis, P. T. (2011). Puberty suppression in adolescents with gender identity disorder: A prospective follow‐up study. The Journal of Sexual Medicine, 8(8), 2276–2283. https://doi.org/10.1111/j.1743-6109.2010.01943.x
de Vries, A. L. C., McGuire, J. K., Steensma, T.D.,Wagenaar, E. C. F., Doreleijers, T. A. H., & Cohen-Kettenis, P. T. (2014). Young adult psychological outcome after puberty suppression and gender reassignment. Pediatrics, 134(4), 696–704. doi: 10.1542/peds.2013-2958
4) Ludvigsson, J.F., Adolfsson, J., Höistad, M., Rydelius, P.A., Kriström, B., & Landén, M. A. (2023). Systematic review of hormone treatment for children with gender dysphoria and recommendations for research. Acta Paediatr. 2023. doi: 10.1111/apa.16791.
5) COHERE (Council for the Choices in Health Care). (2020). Palveluvalikoimaneuvoston Suositus: Alaikäisten Sukupuoli-identiteetin Variaatioihin Liittyvän Dysforian Lääketieteelliset Hoitomenetelmät [Recommendation of the Council for Choices in Health Care in Finland: Medical treatment methods for dysphoria related to gender variance in minors]. https://segm.org/sites/default/files/Finnish_Guidelines_2020_Minors_Unofficial%20Translation.pdf
6) Zepf, F.D., Konig, L., Kaiser, A., Ligges, C., Ligges, M., Roesnner, V., Banaschewski, T., & Holtmann, M. (2024). Updated systematic review on the current evidence for using puberty blockers and cross-sex hormones in minors with gender dysphoria. Hogrefe eContent. https://doi.org/10.1024/1422-4917/a000972
7) Brignardello-Peterson, R., & Wiercioch, W. (2022). Effects of gender affirming therapies in people with gender dysphoria: Evaluation of the best available evidence. https://ahca.myflorida.com/content/download/4864/file/AHCA_GAPMS_June_2022_Attachment_C.pdf

8) Zucker, K. (2019). Adolescents with Gender Dysphoria: Reflections on Some Contemporary Clinical and Research Issues. Archives of Sexual Behavior, 48, 1983–1992.
9) Abbruzzese, E., Levine B.S. & Mason, J.W. (2023). The Myth of “Reliable Research” in Pediatric Gender Medicine: A critical evaluation of the Dutch studies—and research that has followed. Journal of Sex & Marital Therapy, 49 (6), 673-699. https://doi.org/10.1080/0092623X.2022.2150346
10) Casey, B. J., Jones, R. M., & Hare, T. A. (2008). The adolescent brain. Annals of the New York Academy of Sciences, 1124, 111–126. https://doi.org/10.1196/annals.1440.010
11) Hembree, W.C., Cohen-Kettenis, P.T., Gooren, L., et al. (2017). Endocrine Treatment of Gender Dysphoric/Gender-Incongruent Persons: An Endocrine Society Clinical Practice Guideline, The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, 102(11), 3869-3903.