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- Every love aims at unity through some sort of presence.
- Most modes of presence only provide a limited way for us to be united with someone we love.
- The conjugal act is a special kind of presence in which a total gift of self makes a husband and wife completely present to each other.
- This kind of presence necessarily includes an openness to their union continuing on in a new child.
- If the couple isn’t open to that special kind of union, they don’t have the goal of conjugal love.
- They might still love according to some other limited mode, but should at least be honest about it.
¿Es la unidad necesariamente la meta del amor?
Sí. La unidad deseada es una manera de estar presente según el modo de la relación.
Ok, pero ¿qué significa eso realmente?
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“No es fácil, pero lo estamos soportando”. Eso fue lo que dijo Eduardo cuando sus amigos le preguntaron cómo iba su relación a distancia con Diana, el año antes de que se comprometieran a casarse. Una vez que tuvieron una base de confianza y descubrieron un ritmo de comunicación, Eduardo comenzó a preguntarse si esto podría ser sostenible a largo plazo. Por supuesto, si le hacía esa pregunta, sabía cuál sería la respuesta de Diana: “Absolutamente no”.
Después del amor que nos une a Dios, el amor conyugal es la ‘máxima amistad’
Papa Francisco,
Ed «ama» las papas, ¿y quién podría culparlo?
Las relaciones a larga distancia no son malas, pero la gente generalmente las entabla por necesidad más que por preferencia. Las circunstancias que separan a las personas casi siempre son una competencia con el amor y no un resultado del amor. Ninguna pareja sueña con envejecer a quinientos kilómetros de distancia y morir sola. Sueñan con envejecer juntos y morir uno al lado del otro.
¿Existe algún tipo de amor que no tenga como meta inherente la unidad? Comencemos con un ejemplo sencillo: A Eduardo le encantan las papas. Sin embargo, es difícil imaginar que a Eduardo le podrían encantar las papas sin comerlas jamás. Esto se debe a que su “amor” por las papas es un deseo de que estén presentes para él de una determinada manera o modo, específicamente, de una manera culinaria (es decir, comiéndolas). Se trata de un tipo de unidad muy limitada, porque Eduardo sólo comparte el aspecto de su ser relacionado con la alimentación. Obviamente, la papa nunca se familiariza con el lado intelectual de Eduardo ni con sus preferencias musicales.
Pero si Eduardo tuviera una forma de “amar” las papas que no implicara comerlas, ¿se consideraría eso un tipo de amor que no implica unidad? Tal vez tiene la extraña afición de coleccionar obras de arte relacionadas con la papa. ¿Ha encontrado una manera de “amar” la comida sin tenerla presente?
Bueno, en realidad no. En ese caso, en realidad no lo ama como alimento, lo ama como objeto de vista. El modo de presencia que desea es visual, no culinario. Por eso podía sustituir fácilmente la obra de arte por algún otro objeto visual, como una pintura de una puesta de sol, y éste estaría presente para él de la misma manera.
Pasemos ahora a un ejemplo más elevado: el amor entre Diana y su amiga Elena. Al igual que en el ejemplo anterior, todavía hay al menos un modo de presencia a través del cual están unidas (por ejemplo, ir juntas a conciertos, charlar juntas tomando un café o caminar juntas por los mismos senderos).
Ésta sigue siendo un tipo de unidad limitada, porque algún aspecto de Diana está ausente de la actividad compartida, como su experiencia en ingeniería o su interés en el fútbol universitario. Sin embargo, a diferencia del ejemplo anterior, ambas personas están involucradas en un acto mutuo de amor, por lo que la actividad es compartida en lugar de una acción unidireccional. Esto les permite compartir más actividades entre ellas, si desean convertirse en amigas más cercanas. Observe cómo la “cercanía” crece junto con la amistad.
Por último, hablemos de Eduardo y Diana. Su relación a larga distancia les permitió estar presentes el uno para el otro sólo en unos pocos modos limitados. Hablar por video chat, ver películas virtualmente y cocinar las mismas comidas simultáneamente (nuevamente por video) podría ser suficiente para algunos amigos, pero nunca sería suficiente para ellos. Es por eso que viajaban para visitarse en persona durante los fines de semana largos y días festivos. Querían conocerse más profundamente, relacionarse a través del contacto físico y disfrutar de la compañía del otro. Querían estar más cerca, porque su deseo no era sólo compartir un determinado conjunto de actividades o estar presentes el uno para el otro en formas que sólo involucraran un aspecto limitado de la otra persona. Su deseo era el uno para el otro.
Esta meta mutua de unidad sin restricciones es lo que llamamos “conyugal”, que originalmente significaba “unirse” antes de referirse al matrimonio. Esta “unión” de una persona completa con otra no puede lograrse mediante ninguna combinación de los modos de presencia mencionados anteriormente. La única manera de cumplir su meta es un tipo de presencia única capaz de abarcar a toda la persona. Éste es el acto conyugal por el cual un hombre y una mujer se entregan totalmente uno al otro y pueden, al menos en principio, continuar en la existencia de otra persona completa, su hijo/a.
De modo que ya no son dos, sino una sola cosa
Jesús de Nazaret, Mateo 19, 5
Por otro lado, si no están abiertos a la presencia uno del otro de esta manera, entonces no tienen la meta del amor conyugal. En ese caso, todavía podrían amarse según algún otro modo, pero al menos deberían ser honestos consigo mismos y uno al otro sobre cuál es ese modo.
Eduardo y Diana fueron honestos acerca de su relación y se tomaron el tiempo para saber que ningún modo limitado de presencia satisfaría su profundo anhelo de estar completamente presentes el uno para el otro. Es por eso que Eduardo no necesitó preguntarle a Diana si deberían mantener una relación a larga distancia en el futuro previsible. En lugar de eso, le propuso una pregunta diferente y voló a través de dos zonas de horario distintos para preguntarle en persona.
