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In order for sexual activity to be good, four characteristics are needed:
- Consent: if it isn’t freely given, it isn’t love.
- Commitment: the more that a concern for the good of the other person extends beyond the duration of any particular sexual encounter, the more likely that encounter will be rooted in love rather than use.
- Completeness: if the commitment is incomplete, is it really love or just a transaction?
- Communion: is each person open to unity with the whole of the other person, including the unity that could result in children?
¿Cuáles son las condiciones necesarias para que la actividad sexual sea buena?
La actividad sexual sólo es buena cuando es un consentimiento completamente comprometido a la comunión.
Ok, pero ¿qué significa eso realmente?
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El sexo es bueno.1 Entonces, ¿cómo es que sale tan mal? La historia reciente, especialmente el movimiento MeToo [Yo también], ha demostrado más allá de toda duda que las distorsiones de la actividad sexual están más extendidas de lo que comúnmente se cree. ¿Cuáles son las diferencias cruciales (válidas tanto para cristianos como para no cristianos) entre la actividad sexual en su expresión naturalmente buena y la actividad sexual en su expresión moralmente desfigurada?
El factor más obvio es el consentimiento mutuo. Si un individuo participa en una actividad sexual sin el suficiente consentimiento de la voluntad, esa persona es víctima de una violación intrínsecamente incorrecta de la justicia. Si no se da libremente, no es amor.


Quizás al consentimiento se debería añadir el compromiso. Cuanto más se extienda la preocupación por el bien de la otra persona más allá de la duración de un encuentro sexual particular, más probable será que ese encuentro esté arraigado en el amor a la persona por sí misma. Si ese compromiso no existe (como en una relación de una noche, aunque no se limita a eso), es más probable que la actividad sexual sirva como una forma de utilizar a la otra persona para obtener gratificación física o emocional. Participar en la actividad sexual sin compromiso permite implícitamente la posibilidad de separarse del otro en el futuro. Participar en la actividad sexual con alguien con compromiso excluye implícitamente la posibilidad de separarse del otro en el futuro.
Pero el compromiso no es sólo una cuestión de sí o no, sino de cuánto. Es posible que un aficionado a los deportes se comprometa con varios equipos. Los padres tienen la obligación moral de comprometerse con todos sus hijos, en lugar de priorizar a alguno sobre los demás, siempre que sean capaces de hacerlo. ¿Es cierto que una persona puede comprometerse moralmente con una pareja sexual solo por un período determinado, o incluso comprometerse con múltiples parejas sexuales? Si el compromiso está condicionado a un límite de duración (que no sea la muerte) o está obligado a compartir la atención con compromisos competitivos, ¿es realmente amor o solo una transacción? Una transacción implica el intercambio de un bien limitado por otro. El amor es una entrega total de uno mismo, renunciando a todos los demás.
Hasta ahora tenemos un consentimiento completamente comprometido, pero ¿consentimiento para hacer qué? Hay una variedad de actividades que las personas perciben como sexuales, y no todas pueden calificarse estrictamente como el sexo. ¿Es todo lo que la pareja encuentra placentero? Hacer del placer el factor decisivo del amor sexual tiene al menos dos inconvenientes.
En primer lugar, el placer cambia con el tiempo. El mismo acto igualmente amoroso puede ser más placentero en un momento y no tan placentero en otro. Esto es cierto incluso en situaciones no conyugales, como cuando se cocina una cena para la familia extensa. El cocinero puede obtener una gran satisfacción al dedicar sus habilidades y esfuerzo a sus seres queridos, o puede que simplemente le resulte estresante. Ya sea que el placer esté presente o ausente, sigue siendo un acto de amor, siempre que él lo elija.
En segundo lugar, el placer no implica necesariamente cercanía. Dos personas pueden vivir lejos y experimentar placer, incluso simultáneamente y pensando en la otra persona, pero eso no lo convertiría en amor. Todo amor, sea sexual o no, implica algún tipo de unión, como se detalla en una página anterior. En un contexto específicamente sexual, la unión deseada abarca la totalidad de la otra persona, cuerpo y alma. Desear únicamente el placer, que señala la bondad de esa unión, y no la unión en sí, es confundir el camino con el destino. Y nadie quiere quedarse atrapado en el tráfico, quieren llegar a casa.
Esta unión se realiza en dos aspectos. El primero, llamado a veces el “significado unitivo”, es la entrega recíproca o mutua que une a un hombre y a una mujer. El segundo, a veces llamado el “significado procreativo”, es la apertura a unirse en la generación de una nueva vida. Como se mostrará con más detalle más adelante, los hijos no están desconectados de la unión entre un hombre y una mujer. Su propia existencia encarna esa unión como una realidad objetiva y duradera. Esto no significa que la pareja deba realmente concebir hijos cada vez que tiene relaciones sexuales, ni concebir alguna vez. Esto simplemente significa que no deben frustrar activamente esa posibilidad cuando realizan el tipo de acto que, por su naturaleza, resulta en nueva vida. Si no están abiertos a eso, entonces no están dispuestos a estar verdaderamente unidos, que es el sentido del amor.
La actividad sexual es contradictoria en sí misma si la pareja utiliza algún medio para obstruir ya sea el significado unitivo o el significado procreativo en el que su unión encuentra su realización concreta. Así como hablar por videollamada es diferente a hablar en persona, también la mera experiencia mutua de placer es diferente a una unión de una sola carne. Si ambas opciones están disponibles, ¿por qué alguien elegiría la videollamada a menos que no quiera estar juntos en el mismo lugar? De manera similar, ¿por qué alguien elegiría el sexo impidiendo las dimensiones unitiva o procreativa, a menos que no quisiera unirse?
Por lo tanto, para que el sexo sea verdaderamente un acto de amor, debe implicar un consentimiento completamente comprometido a la comunión. Esto es lo que se conoce como “matrimonio”.

¿No han leído que el Creador, desde un principio los hizo hombre y mujer, y dijo: ‘Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, para unirse a su mujer, y serán los dos una sola cosa?’ De modo que ya no son dos, sino una sola cosa. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre
Jesús de Nazaret, Mateo 19, 4-6
1) Nota sobre cómo usamos las frases “actividad sexual” y “relaciones sexuales”: estrictamente hablando, todas las relaciones entre personas encarnadas son sexuales de alguna manera. El término “actividad sexual” cubre más que el conjunto específico de actividades a las que informalmente se hace referencia como “sexo”, pero en este sitio web usamos el término en este sentido especializado para evitar que el lector se sienta incómodo con un lenguaje gráfico como “actividad genital”.

