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- Chastity is the virtue that engages the erotic dimension of relationships, integrating it with respect for the whole person, which can only take place in marriage.
- Though it involves a «no», it’s in service to an ultimate «yes» of giving and accepting the gift of another in relationship.
- Without chastity, it’s impossible for a person to make a total gift of self in marriage or a partial gift of self in any other relationship.
¿Es posible vivir la sexualidad humana según un estándar tan difícil como la castidad?
Sí. La virtud de la castidad nos libera para amar a los demás por sí mismos, según nuestras diferentes relaciones con ellos. Esto se aplica tanto a la relación conyugal con un esposo como a la amistad en general.
Ok, pero ¿qué significa eso realmente?
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Cada vez que Manuel estaba en público, no podía evitar juzgar a la gente por sus apariencias. Ni siquiera se daba cuenta de que tenía el hábito de tratar a las personas de manera diferente una vez que “evaluaba” sus apariencias. El hábito no sólo le hacía prestar más atención a aquellos que le parecían atractivos, sino que le impedía prestar atención y preocuparse por aquellos que no le parecían atractivos. Sutilmente –quizás sin siquiera darse cuenta– él determinaba sus relaciones en función de si lo gratificaban o no. ¿Pero no es inevitable utilizar a los demás de esta manera? ¿No lo hace todo el mundo en cierta medida?


Fue muy difícil para Manuel evitarlo, porque el hábito de buscar el placer sexual por sí mismo, aparte de los significados unitivos y procreativos del sexo, ya estaba arraigado en él desde una edad temprana. Incluso cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, el hábito lujurioso no desapareció por sí solo. Incluso cuando intentó estoicamente cancelar su deseo de placer sexual y evitar la lujuria (al menos por un tiempo), terminó en el extremo opuesto, menos común, de volverse frígido ante todo deseo y relación. De cualquier manera, él sentía que el amor era un estándar demasiado alto de alcanzar.
Sin embargo, no es imposible. La castidad puede romper el control que anteriormente tenía sobre sus acciones ese “juzgar por las apariencias” quien es atractivo o no. Más importante aún, esta virtud puede liberarlo para amar a otros, no según la atracción física, sino según su relación particular con ellos (ya sea un extraño, un amigo o una esposa). Este amor no está motivado principalmente por si la apariencia de alguien agradable a sus preferencias subjetivas, sino por la belleza que cada persona posee objetivamente, como una parte de la belleza de Dios.

Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios.
Jesús de Nazaret, Mateo 5, 8
La castidad es la virtud que compromete la dimensión erótica de las relaciones, integrándola con el respeto a toda la persona, y que sólo puede tener lugar en el matrimonio. En general, sin embargo, la castidad impacta todas las relaciones humanas, porque la sexualidad de una persona, como hombre o mujer, no tiene que ver sólo con la actividad conyugal. Mas bien desempeña un papel en la apreciación honesta de la belleza de cualquier otra persona, y a través de la actividad unificadora que caracteriza la relación.
Pero evitar el sexo es el “no” que más comúnmente asociamos con la castidad. Entonces, ¿cómo puede la castidad abarcar tanto el sexo conyugal como el evitar el sexo? Es así: hay tres maneras distintas de decir no a algo, incluso en un contexto no sexual.
Manuel podría quizás colocar una lona sobre su carro porque está oxidado y descompuesto, y preferiría no mirarlo. Este “no” es equivalente a la forma en que el puritanismo aborda el sexo. O tal vez pudiera decidir guardar su carro en la cochera porque no quiere que un ladrón se lo robe. Este “no” no es absoluto como el de la lona, porque el carro no está mal, sólo hay que protegerlo del mal uso. Podemos decir que este segundo “no” es equivalente a una especie de abstinencia en materia sexual, lo cual es bueno, pero no es un fin en sí mismo. O Manuel podría mantener el carro cubierto, porque es bueno, quiere darlo como regalo y quiere que el destinatario sea quien lo acepte con alegría. Este tercer “no”, de la castidad, se orienta hacia un “sí”: regalo y aceptación.
El darse totalmente a sí mismo significa no darse a nadie más que al destinatario. Por eso la castidad protege contra el adulterio. Esto libera a Manuel para verdaderamente darle un sí a su esposa y darse totalmente a ella de acuerdo con A) la belleza objetiva del otro y B) el modo de la relación. Cuando esos dos factores gobiernan el acto de amor, la voluntad puede actuar con integridad a lo largo de toda la gama de las relaciones humanas, de modo que el mismo hombre puede amar a una variedad de personas en todos los estados de vida sin contradicción interior.
La contradicción interior que se desarrolla en la ausencia de la castidad causa un profundo sufrimiento personal. Si Manuel no hubiera dicho plenamente que sí a su esposa y la hubiera tratado a ella o a otra persona como un objeto para usarse, estaría dividido contra sí mismo y aislado de los demás. Tendría que vivir una doble vida: a veces cuidando de su esposa por su propio bien y a veces utilizándola sin preocuparse por su bienestar. Esto también lo aislaría de sus amigos, porque si pudiera usar a cualquier persona, representaría un riesgo para cualquier otro que pudiera quedar reducido a objeto de uso (es decir, todos).
Por el contrario, vivir castamente hace que Manuel sea más capaz de ser amigo de los demás, porque significa que ha integrado el respeto por el otro en todos los aspectos de su vida. Esto no significa que quien se relaciona mal con los demás sea secretamente no casto. Hay una variedad de factores no morales que pueden impedir que una persona se relacione bien. Esto sólo quiere decir que la versión casta de Manuel se relacionaría con los demás con mayor libertad que la versión no casta de Manuel, en igualdad de condiciones.
Debido a que la castidad afecta todas las relaciones humanas, todos deben vivir castamente, estén casados o no. La decisión de casarse es un regalo, no una obligación. Hay otras formas de amar castamente sin relación conyugal, que están englobadas dentro del celibato.

