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  • Allowing for the later possibility of «remarriage» after divorce makes it impossible for the initial commitment of the wedding day to be complete.
  • Marriage is so serious that, once it validly takes place, neither the spouses nor any civil authorities have the power to cancel it out. «Remarriage» after divorce isn’t just wrong; it’s logically impossible.
  • When children are involved, it can be easy to overlook their severe, internal suffering. Where before their existence was built on the foundation of a single communal relationship, after a divorce they have to choose between their mother and father.

 

Q

¿Qué hay de malo en divorciarse y volverse a casar?

Aunque es posible volver a casarse después del divorcio, resulta imposible hacer una entrega total de uno mismo para toda la vida.

Ok, pero ¿qué significa eso realmente?

Mariana había querido vivir más cerca de su familia durante años, pero se estresaba cada vez que pensaba en mencionarlo con su esposo Nicolás. Ella ya era consciente de la creciente impresión de Nicolás que no él llegaba a la altura de las expectativas de Mariana, y si ella dijera que quería pasar más tiempo con otros seres queridos, podría confirmar en su mente que él no era suficiente para ella. Ella no quería que él se divorciara de ella, pero el miedo le impedía comunicarse honestamente.

couple sitting and having a discussion
couple sitting side by side

Yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio.

Jesús de Nazaret, Mateo 19, 9

En nuestro mundo en que nadie tiene que tener la culpa para el divorcio, Mariana podría haber tenido la tranquilidad de saber que podía hablar honestamente con Nicolás sobre lo que la molestaba, sin temer las consecuencias. Esa apertura facilitaría el matrimonio como unión de personas. Sin embargo, en ausencia de esa apertura, ni Nicolás ni Mariana son libres de manifestar sus verdaderos deseos.

Esta es la dinámica que permite la disponibilidad del divorcio sin culpa y el poder “casarse de nuevo”. En este escenario, el consentimiento que Nicolás y Mariana dieron el día de su boda vino con un asterisco considerable. Cuando consintieron en entrar en unión entre sí pero dejaron abierta la posibilidad de “casarse de nuevo”, un compromiso total no era posible. En otras palabras, si no estaban dispuestos a abandonar a todos los demás, no eran libres de entregarse completamente a sí mismos.

En los casos en que no puede haber sanación después de un adulterio, abuso, adicción o abandono, puede ser dolorosamente necesario vivir separados y obtener un divorcio civil basado en culpa. Ni siquiera estas razones de divorcio basadas en culpa borran la realidad del matrimonio, como si nunca hubiera existido. Tanto el cónyuge que sufrió a manos del otro como el matrimonio mismo son víctimas. Ninguno de estos dos debe ser ocultado.

Hay casos en que parece que se han celebrado matrimonios, pero sólo más tarde la pareja se da cuenta de que las condiciones básicas nunca se cumplieron en primer lugar. Por ejemplo, Mariana no habría podido consentir en amar a Nicolás si la hubieran obligado a hacerlo. Sin consentimiento no hay matrimonio. De la misma manera, si Nicolás sólo hubiera consentido en vivir con Mariana por un tiempo limitado, dejando abierta la posibilidad de “casarse” con otra persona en unos años, no podría haber consentido la unión de por vida que es el matrimonio. Sin consentimiento no hay matrimonio.

Esto no significa que el matrimonio haya terminado, significa que nunca comenzó en primer lugar. A los cónyuges simplemente les faltó la conciencia de comprender los impedimentos para dar el consentimiento hasta que se dieron cuenta de ello. El reconocimiento formal de esto se llama “anulación” (en un contexto civil) o “declaración de nulidad” (en un contexto católico). Una vez obtenido esto, una persona puede casarse válidamente con otra persona por primera vez.

Una vez celebrado válidamente el matrimonio, ni los cónyuges ni ninguna autoridad civil tienen capacidad para anularlo. El matrimonio termina naturalmente sólo cuando uno de los cónyuges muere. Así que “casarse de nuevo” después del divorcio no sólo es incorrecto, sino que es lógicamente imposible. Es por esto que el matrimonio es tan serio que nunca debe tomarse a la ligera. Ambos cónyuges deben estar ansiosos por desarrollar las habilidades de comprender y priorizar el bien del otro, de modo que estén en posición de tener éxito.

Gran parte de la resistencia a aceptar un matrimonio para toda la vida surge del temor a que no funcione. Nadie quiere ser el capitán que se hunde con el barco. Pero pensemos en el capitán que desde el principio no está dispuesto a hundirse con el barco. ¿Diríamos que este capitán está comprometido con la tripulación? ¿Cuánto más confiaría una tripulación en un capitán que estaba dispuesto a quedarse a bordo hasta que todos los demás fueran rescatados? ¿No tendría esa confianza un impacto en la moral de todos, incluso si nunca estuviera cerca de hundirse? Si queremos que el matrimonio signifique algo cuando todo va bien, tenemos que aceptar que el matrimonio significa algo incluso cuando todo no va bien.

Cuando hay niños involucrados, los adultos bien intencionados a veces piensan que es mejor que los padres se divorcien en lugar de criar a los niños en un hogar conflictivo. Es cierto que estos conflictos no deben ignorarse, pero a menudo las personas pueden tratarlos como una realidad inmutable a la que los miembros de la familia deben adaptarse. Nicolás podría dejar a Mariana para evitar vivir con el conflicto, pero también podría optar por recordarse a sí mismo diariamente que estaría bien que ella estuviera cerca de su familia. Quizás significaría repetidos golpes a su ego, pero contribuiría a la felicidad de ella. Después de todo, el matrimonio es el tipo de sacrificio que significa colocar el bien del otro por encima de las propias preferencias.1

Otras personas podrían decirles a los niños que no sean egoístas, que comprendan por lo que están pasando los padres y que estén de acuerdo con el divorcio. La suposición de que los niños son resilientes oscurece lo que ningún hijo de padres divorciados debería ignorar: una causa básica de su existencia —la comunión de su madre y su padre— ha sido rechazada por los propios padres. Donde antes podían identificarse con “mamá y papá” como una única fuente comunitaria de seguridad y afirmación, ahora los hijos tienen que elegir entre uno u otro. Es tan imposible como elegir entre su sistema circulatorio y su sistema respiratorio.

¿Esto condena a los divorciados a una vida de soledad? Numerosas consecuencias del divorcio y del “casarse de nuevo” no se pueden deshacer en la vida, pero la sanación es siempre una opción.

1) Sólo el 5% de los divorciados dijeron que su matrimonio no podría haberse salvado según este estudio.

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